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El IVIA participa en las Jornadas: “Tendencias vanguardistas para una producción agroecológica sostenible”

Ana Pérez, del Centro para el Desarrollo de la Agricultura Sostenible, participó el pasado lunes en la exitosa jornada sobre las tendencias vanguardistas para una producción agroecológica sostenible. Casi mil personas estuvieron pendientes de unas charlas, organizadas por la cátedra TIMAC –AGRO UPV, en las que la investigadora del IVIA abordó la importancia de la actividad biológica de los suelos en la agricultura ecológica.

El suelo, durante muchos años el gran olvidado, es la clave para que un cultivo funcione y se desarrolle en las condiciones adecuadas. Para ello, Ana Pérez destacó en todo momento la importancia de lo que ella denominó "el tándem ganador", la suma de la materia orgánica y la actividad biológica.

Este tándem, tal y como explicó la investigadora del CDAS, resulta especialmente relevante en la agricultura ecológica ya que un suelo de calidad ayuda a prevenir futuros problemas.

Para ilustrar esta situación expuso dos proyectos diferentes de manejo del suelo en los que ha participado y que  acabaron con resultados distintos.

En primer lugar, habló del proyecto europeo BIO-INCROP. Un ensayo que se llevó a cabo en una explotación de Gandía que llevaba más de 100 años cultivando cítricos con problemas de suelo compactado y un largo historial de ataques de Phytophthora. Por ello, se decidió reconvertir la explotación a un manejo ecológico con árboles nuevos.

Con el objetivo de mejorar la calidad del suelo antes se probaron varias estrategias antes de replantar: el uso de cubiertas vegetales, la aplicación de materia orgánica y la solarización, aplicada sola o combinada con estiércol de oveja. El análisis del suelo mostró el efecto negativo que la solarización produjo sobre la matriz orgánica , efecto que perduró incluso un año después de su aplicación.

Por el contrario, mucho más positivos fueron los resultados del proyecto europeo RECOVEG, vinculado a la capacidad supresiva del suelo. Una capacidad por la que, a pesar de las condiciones favorables para que la planta enferme; el patógeno no se establece, se establece pero no produce la enfermedad o si lo hace es por un periodo breve de tiempo tras el que pierde su virulencia.

En este proyecto se trabajó con dos suelos a los que se les añadió tres compost de orígenes diferentes. Se realizaron pruebas con una especie de pino sensible al hongo Rhizoctonia solani. En uno de los suelos se observó que la mezcla con el compost aumentó la supresividad del suelo al hongo debido a la estimulación de organismos antagonistas (supresión específica).

Puedes volver a ver la charla aquí (a partir del minuto 45).