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El Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA) es una entidad autónoma de la Generalitat, con personalidad jurídica propia, creada por la Ley 4/1991 de la Generalitat Valenciana de 13 de marzo.

El IVIA tiene a su cargo los fines propios de la Generalitat Valenciana de impulsar la investigación científica y el desarrollo tecnológico en el sector agroalimentario valenciano y de integrar esta contribución al progreso de la ciencia agraria en el sistema de relaciones de colaboración y cooperación propio de la actividad investigadora.

Aunque la promulgación de esta ley otorgó a nuestro instituto su actual estatus jurídico,  no supuso, en sentido estricto, su nacimiento como organismo investigador. El propio preámbulo de la ley así lo expresa, al referirse a la transferencia del Centro Regional de Investigación y Desarrollo Agrario de Levante (CRIDA-07) a la Generalitat Valenciana en 1984. Este Centro, a su vez, fue heredero de otras instituciones y así lo detalló recientemente el Dr. Salvador Zaragoza en su libro Origen y actividades del Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (1868-2000).

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Atrás Los neonicotinoides y otros insecticidas sistémicos contaminan la melaza, el alimento más importante de los insectos beneficiosos en los agroecosistema

Los neonicotinoides y otros insecticidas sistémicos contaminan la melaza, el alimento más importante de los insectos beneficiosos en los agroecosistema

Un equipo multidisciplinar de investigadores del Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias y Universidad de Valencia (España), la Universidad de Wageningen (Holanda), y las Universidades de Minnesota y de Pensilvania (Estados Unidos), han identificado y evaluado a lo largo de los últimos cuatro años una nueva ruta de exposición de los insecticidas sistémicos en los insectos beneficiosos entre los que se incluyen los agentes de control biológico y los polinizadores. Su último estudio ha sido publicado en la revista Biological Reviews, una de las revistas más prestigiosas en el campo de la biología.

En 2019, el consorcio describió, por primera vez, una ruta de exposición de los neonicotinoides, los insecticidas más usados en el mundo, a los insectos beneficiosos. Esta ruta de exposición se daba a partir de la melaza, un alimento mucho más abundante en los campos de cultivo que el néctar, que es generalmente escaso y solo está durante el breve periodo que dura la floración del cultivo. La melaza es un líquido viscoso rico en azúcar y con alguna proteína excretado por insectos como los pulgones, las cochinillas, las moscas blancas o los psílidos. La melaza es el principal alimento de agentes de control biológico de plagas (ejemplo: depredadores como mariquitas o crisopas, parasitoides u hormigas) y de algunos polinizadores (ejemplos: abejas, sírfidos y otras moscas polinizadoras). Los análisis químicos realizados por el consorcio han demostrado que la melaza excretada por los insectos que se alimentaban de plantas previamente tratadas con insecticidas sistémicos está contaminada. Esta melaza, además, resulta tóxica para los parasitoides y sírfidos que se alimentan de ella. Los resultados de este trabajo fueron publicados en la famosa revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) en 2019 y generaron un gran interés social y mediático, ya que por primera vez se incluyó a la melaza como una ruta de exposición que podía resultar tóxica para numerosos insectos beneficiosos.

Durante los últimos años el consorcio ha trabajado para evaluar otras materias activas y modos de aplicación. Después de dos años de trabajos en campo, el consorcio ha demostrado que la ruta de exposición a los insecticidas a través de la melaza también se da cuando los insecticidas se aplican en las semillas. Las semillas tratadas es el uso más común de los neonicotinoides en muchos cultivos extensivos. Concretamente, se demostró que 30 - 40 días después de haber sembrado semillas de soja tratadas, los pulgones de la soja colonizaban la planta, toleraban las concentraciones ya más bajas de insecticidas, y excretaban melaza contaminada que era de nuevo tóxica para parasitoides y depredadores que regulaban la plaga de forma natural. Este estudio de campo fue desarrollado en la Universidad de Minnesota y fue publicado en Noviembre de 2021 en la revista Environmental Pollution, una de las revistas más importantes para los estudios de ecotoxicología.

Con el trabajo realizado tanto por el consorcio como por otros grupos de investigación, esta ruta de contaminación ha sido ya demostrada para: i) tres especies de plantas, ii) cuatro especies de productores de melaza de tres familias distintas, iii) cinco insecticidas sistémicos con tres modos de acción distintos, y iv) tres modos de aplicación, incluyendo las semillas tratadas con neonicotinoides. Recientemente, el consorcio ha resumido estos estudios en una revisión publicada en Biological Reviews, donde se ha analizado la influencia de distintos parámetros en esta ruta de exposición. Por ejemplo, el consorcio ha identificado un serio riesgo de especies invasoras que son tolerantes o resistentes a los insecticidas sistémicos e infestan grandes superficies de monocultivo que carecen de néctar como los cereales (ejemplo: maíz, trigo, cebada, o arroz, entre otros). Estos cultivos, que son comúnmente tratados con insecticidas sistémicos, representan más del 50% de la superficie de cultivo mundial, es decir 723 millones de hectáreas que equivalen a ¾ de la superficie total de Europa, y la melaza es el principal alimento de los insectos beneficiosos. El manuscrito también da recomendaciones para reducir el impacto de esta ruta de exposición y para que sea considerada en futuras evaluaciones de riesgos medioambientales que evalúan la toxicidad de los insecticidas en insectos beneficiosos.

Este artículo puede descargarse a través de ReDivia, el repositorio institucional del IVIA.

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